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Un pequeño avión surca el cielo de Stuttgart con un mensaje en una pancarta que cuelga de la cola: «Los trabajadores de Bosch luchan por sus puestos de trabajo». Sobre el terreno hay una manifestación de 10.000 empleados de la multinacional de ingeniería y tecnología Bosch, en la sede de la compañía en Gerlingen, ciudad situada cerca de Stuttgart, en el sureste de Alemania.
La escena del miércoles en la sede de Bosch es parte de protestas como las que la compañía no ha visto en décadas. En todo el país, los sindicatos contaron 25.000 Boschler -como llaman aquí los trabajadores de Bosch- manifestándose.
La concentración de la avioneta fue la más llamativa y la que mejor refleja el conflicto social en el que se encuentra Bosch por las grandes transformación que está experimentando, sobre todo, el sector de la automoción.
Bosch es uno de los mayores proveedores de equipos para la industria del automóvil. Entre sus clientes tradicionales se encuentran grandes nombres alemanes, aunque su base de clientes también incluye empresas de la próspera industria de producción de vehículos eléctricos de China.
La gestión de Bosch, en manos de Stefan Hartung, pretende adaptarse a los nuevos tiempos de la movilidad eléctrica suprimiendo 7.000 puestos de trabajo en todo el mundo. Se centrarán sobre todo en “la división de suministro de automóviles”, según el periódico. El mundo.
En los últimos años Ya se han eliminado 4.000 puestos de trabajo en una empresa que cuenta con 427.600 trabajadores en todo el mundo. En los próximos años, Bosch planea, sólo en Alemania, eliminar 3.200 puestos de trabajo en la industria automotriz, según informes surgidos a raíz de las movilizaciones de los trabajadores.
Hartung y su jefe de gestión laboral, Stefan Grosch, presentan las medidas como inevitables. “Cambio estructural en movilidad” Es uno de los factores citados para justificar los recortes. Otros tienen más que ver con lo que Bosch entiende como retención de clientes y la mala situación económica.
El PIB alemán se contrajo un 0,3% en 2023. En 2024, la economía alemana crecerá sólo un 0,2%, según las previsiones del Gobierno de la Canciller Olaf Scholz.
En este contexto, en el periódico económico Handelsblatt Dudan de que Bosch pueda evitar los despidos como quiere en sindicatos como IG-Metall, la gran organización de trabajadores industriales de Alemania. “Antes se evitaban los despidos. Que esto siga ocurriendo es más que cuestionable en la transición a la movilidad eléctrica”, afirmó el Handelsblatt.
Entre los trabajadores que salieron a las calles esta semana reina el malentendido. Bosch acaba de firmar, a pesar de la recesión en Alemania, un año de beneficios. El beneficio operativo de la empresa alcanzó los 4.600 millones de euros en 2023, un récord superior al de 2022 (3.800 millones de euros).
Los despidos y las prestaciones son, en cualquier caso, el combustible de las movilizaciones. “Pedimos a Bosch que reconsidere los recortes y hable con nosotros. Esperamos respuestas y esfuerzos conjuntos para construir el futuro juntos”, afirman en IG-Metall. Si no hay respuesta, están previstas nuevas jornadas de movilización como la del miércoles.
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